La polémica serie 2 del Lagonda vio la luz en 1976 y aunque no lo creas, fue tan grande su éxito que por aquel entonces reflotó las acciones de Aston Martin. La enorme cantidad de pedidos por este vehículo se debía a que fue el primer cuatro puertas fabricado por la marca británica y el primer automóvil del mundo en ofrecer instrumental computarizado e indicadores digitales. Aston Martin gastó cuatro veces más presupuesto en desarrollar la interfaz electrónica que el auto en sí, sin contar el costo de las reparaciones que se vieron obligados a realizar en los años venideros, ya que el Lagonda fue famoso por fallar en cada uno de sus componentes digitales. Más caro que un Rolls-Royce, enorme, raro por todos lados y con uno de los tableros más ridículos de la historia. De los errores se aprende.