Se lanzó en 1955 por GM para Chevrolet y desde el principio se destacó una valiosa cualidad: su simplicidad. Y unido a esto su diseño innovador. La clave del excelente rendimiento a alta velocidad del bloque pequeño era su revolucionario tren de válvulas, con balancines de acero troquelado que montaban a pivote sobre vástagos individuales.
La eficiencia quedó garantizada, por los creadores del V8 de bloque pequeño, al seleccionar un diseño para la cámara de combustión de alta turbulencia que proporciona una subida suave de la presión en el cilindro y minimizaba los requerimientos de octanaje del motor. La forma de cuña de las cámaras de combustión no requería ningún tipo de trabajo en
maquinarias, con la excepción del asiento de las válvulas. Además, este diseño permitía el uso extremo de pistones planos y de peso ligero.
La lubricación exenta de complicaciones fue otro gran atributo de este motor.