Si manejabas durante las décadas del 60 ó 70 y tenías una de estas palancas en tu auto, era sinónimo de que ibas rápido. Hurst fabrica piezas de alta performance desde 1958, equipando desde ese entonces a los modelos más destacados de las marcas. Uno de sus diseños más populares es la palanca tipo “T”, que oficiaba como una especie de manubrio para pasar los cambios con fuerza, tal como les gusta a los estadounidenses. Tal fué el éxito de la marca, que varios modelos recibieron versiones especialmente dedicadas a esta firma, como el Hurst Challenger, el Hurst Viper y el Hurst Camaro. Actualmente Hurst provee equipamiento para varias categorías del automovilismo, entre la que se destacan las carreras de Dragster.