Aunque tuvo una versión norteamericana, el Escort fue creado especialmente para Europa y allí es donde brilló desde su primera generación nacida en 1968. Además de ser un vehículo práctico de tracción trasera, pronto ganó un lugar en el corazón de los apasionados con sus versiones deportivas RS que además brillaron en el Campeonato Mundial de Rally.
La tercera generación es la que a nosotros más nos interesa porque llegó a nuestro país. Se destacaba por tener tracción delantera y suspensión trasera independiente, algunos de los atributos que le permitieron el cetro de Car of the Year en 1981.
Siempre ligado a la competición, el Escort nos ofreció los RS Turbo, XR3 y el RS Cosworth con su inmenso alerón que nos hacía caer la baba cada vez que lo veíamos derrapar en el WRC. Además, en Argentina vimos brillar al Escort en el TC 2000.
Finalmente el Escort se volvió un auto bueno, pero no tan brillante y por eso Ford decidió reemplazarlo por un modelo más radical, el Focus.